Esta semana uno de los actores de mi compañía se ha ido porque ha sido contratado por una GRAN COMPAÑÍA de teatro de aquí de España.
Cuando me dijo que se iba, me dijo que jamás hubiera conseguido ser aprobado en el casting si no hubiera antes, trabajado conmigo.
Por supuesto me sentí lisonjeada, al final no es cada día que te tiran “piropos artísticos”. Pero lo más importante de esto es que me hizo acordarme de todos mis Maestr0s, y de la importancia que estos “Mestres Artísticos” tienen en nuestra formación como personas. Me acorde de todos y cada uno de ellos, algunos que me enseñaran tanto y ni siquiera lo saben, otros que me enseñaran cosas fundamentales en un segundo, segundo este, que si no hubiera existido, yo hoy, sería otra persona.
Y dentro de toda esta reflexión nostálgica, percibí también que esto es la vida, un día eres alumno y el otro profesor, y todo va tan rápido, y ser uno significa ser el otro, cada momento en su fase, cumpliendo el ciclo.
Después, para terminar mi reflexión, empiece a acordarme de los actores, de lo poco generosos que pueden llegar a ser, rellenando sus egos con un conocimiento que juzgan ser suyos, conocimiento este, que debería seguir su flujo independiente, ser pasado adelante. ¡Es tan importante aprender cuanto enseñar! Y tanto uno cuanto el otro no se puede dejar de hacer nunca, porque sencillamente no hay un fin en el curso de este rio, aun cuando encuentra el mar, sigue corriente hasta el infinito. Nuestro arte, o cualquier otro debería ser así, una corriente que no para y que cambia de dirección sin prejuicio, y sin barreras.
¡El Arte debe ser más importante que el Artista!
Y finalmente, doy las GRACIAS a todos mis maestros.
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