viernes, 9 de abril de 2010

Teatro de Hemoficción

La semana pasada una chica de voz muy agradable me llamo para una casting para participar de una obra del TEATRO DE HEMOFICCION, fui al casting que más bien fue una entrevista y quedamos para ensayar el pasado martes. Ella me dijo que no me preocupara que la obra fuera fácil, que aunque yo tenía mucho texto, no necesitaba preparar ningún personaje ni crear nada, que ella me lo daría todo hecho. Fue entonces donde empiece realmente a preocuparme! Llegue a casa y busque en internet informaciones sobre el Teatro de Hemoficción y encontré escasa información, aunque ellos tiene una página web, no logre entender de qué tipo de teatro se trataba y porque en este teatro los actores no crean nada. A partir de este momento mi cabeza ya estaba llega de interrogaciones lo que me hacia mas y mas intrigada en descubrir que ¿Qué hacían los actores en el teatro de hemoficción?
Llegado el día del ensayo fue dispuesta a averiguar de qué se trataba este teatro, que lengua hablaba su gente, y fundamentalmente que objetivos tenían.
Empiézanos yo y la Directora, los otros actores no habían ido porque ella quería trabajar primeramente a solas conmigo, con un calentamiento escaso de voz y cuerpo y después la Directora empiezo a representar ella sola toda la obra, corriendo de un lado a otro y cambiando de voz de acuerdo con los personajes. Yo hasta entonces no tenia texto, no sabía de qué iba la obra, solo sabía que mi personaje era la MADRE y la obra se llamaba “EL OJO DE EDIPO”. Verla corriendo de una lado al otro me causó mucha ternura y pensé: “!Vaya calentamiento! Si lo hacen todos los actores antes de empezar el ensayo, que jueguen hacer todos los personajes, ¡no está nada mal! Pero como forma de enseñarme la obra me pareció bastante ineficaz, ya que al no tener información suficiente, me resultaba dificil seguirla. Pero, ya era algo distinto, y yo buscaba esto, descubrir lo distinto que era este TEATRO.
Finalmente cuando ella termina, me dice: “Esta es la primera escena, coge el libro y imítame.” Intente ser humilde al preguntar: “¿yo no tengo un guión?” La respuesta fue negativa, y entonces, un poco desubicada cogí el libro/guión, leí la primera frase y le pregunte: “ ¿Cómo quieres que diga esta frase?” Y ella me la dijo interpretándola. Yo seguía confusa, y entonces vuelvo a preguntar: “¿Pero quién es este personaje, que quiere en la obra, hacían donde va, de donde viene, con qué emoción o intensión dice esta frase?” Entonces ella me dijo: “Este es el problema de la gente que ya hace teatro, aquí no es Nancy Tuñón o algo así, es otro tipo de teatro.” Cada respuesta que ella me daba me dejaba mas y mas confundida, lo único que quería saber era como decir la frase, pero luego pensé que la diría a mi manera, como yo imaginaba que podría ser, pero ella me decía que la imitara al 100%. Lo curioso es que este personaje estaba en escena todo el tiempo y la Directora había marcado un movimiento de manos constante y ininterrumpido para mi personaje, que por otro lado no se movía de una posición fija, como se tuviera una ancla en los pies. Por un lado es incomodo, pero por otro me gusto la idea del desafío, dado que un personaje que lo único que puede mover son las manos, esto me daría mucho juego para investigar intensiones i imágenes. Pero este fue un pensamiento inocente de mi parte, y lo percibí cuando por segundos empiezo a disfrutar del ensayo, buscando mis imágenes y sensaciones, y intentando conectar mi cuerpo con la voz y las palabras, buscando la intensión que había por detrás de la sencilla imitación de mi Directora, cuando ella me corta el rollo diciendo: No pongas “ahs” o “ohs” o” Hums”, antes o después de las palabras, aquí respetamos el guión tal y como es, y si el autor no te pone esto en el texto, no lo decimos”, pensé en justificarme diciendo que yo solo estaba intentando encontrar algo, pero vi que no serviría de nada, me callé.
El ensayo termino, hablamos de una par de cosas de logística y mientras me vestía le pregunte: “¿Entonces el Teatro de Hemoficción es un teatro donde el actor no crea nada, donde un par de personas crean las acciones, la puesta en escena, los personajes y después se lo pasan a los actores para que se lo imiten?” Y me dijo: “! Exactamente!”. Y para terminar con llave de oro, siempre en un intento de entender algo, de buscar un sentido en todo esto, le pregunto: “Durante toda la escena, cuando ella (mi personaje) no habla, que piensa, que siente?” y me contesta: “Nada, ella no piensa ni siente nada, es una ama de casa”. Subí un poco la voz, aunque no estaba alterada, pero le dije, ¿como no piensa?, !cualquier ser humano piensa todo el tiempo! Y entre risas le dije que la obra era un poco machista, por que una persona por ser ama de casa no quiere decir que tenga poca inteligencia, e inmediatamente me vino varias imágenes en la cabeza de muchas amas de casa, como lo fue mi madre en su tiempo, las madres de mis amigas, mi hermana y tantas otras, que por opción deciden cuidar sus familias sin el mínimo reconocimiento social, y en este momento, con una risa irónica, le digo, que latino ¿no? Inferiorizar a la mujer de esta forma… su expresión me decía algo como: ¿Cómo te atreves a hablar así de nuestro dios? No sabes nada de nuestro TEATRO y has hecho una gran blasfemia!”, pero ella se quedo en total silencio, entonces en un intento de rescatar algo que ni yo sabía si quería o lo que era, le digo: “No te preocupes, puedo actuar con placer en un texto donde no estoy para nada de acuerdo con el autor, si la dramaturgia es buena, disfruto igual.”
Llego a casa por la noche y recibo una llamada, era la Directora, me decía que estuvo pensando mucho desde que terminamos el ensayo y que sentía que yo no estaba enamorada del TEATRO DE HEMOFICCION y por lo tanto no podíamos seguir ensayando... Si asociara en este momento el teatro a un hombre, diría que el Teatro de hemoficción es un hombre que quiere casarse conmigo, pero sin embargo todavía no me ha dirigido una sola palabra, y cuando lo miro, gira la cara hacia otro lado. Así que, pese a todas las buenas intensiones, creo que yo y el teatro de homoficción nos hemos divorciado.